jueves, 16 de abril de 2009

Al inquilino

Esta noche he sido capaz,
capaz de helar el dolor,
capaz de congelar el llanto.

Aunque antenoche gané otra batalla,
he logrado rociar el lugar que tenías
en mis venas,
y he colocado en su espacio la sangre.

Pero anoche no fui tan capaz
y te di todo mi todo,
y me atrapé en eso que piensas
con más certeza de la que tuviera.
Mañana voy a desayunar mi arrepentimiento
mientras leo el periódico de tus mentiras,
y luego, más tarde...,
cuando sigas siendo sangre todavía,
daré mis gracias al cielo, oh Dios!,
que sigo teniendo mi vida despierta
para sentarme mañana a escribirte
un poema.

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