jueves, 16 de abril de 2009

El pueblo

Pueblo, mis ojos de no contemplarte se queman
como las rudas manos del que siega.

Con la luna ..., una cama de piedra
y un cabecero de hierba en la era
y a esperar acostada el tapujo de las estrellas,

arrimada a un surtidor de agua nacida y fresca
donde se ven en un punto lejano del cerro
un cuadro de sauces llorones e inquietos.

Y esmerada en cortar las flores más frescas
y en vestirme de dama de noche
cuando el ojo de la tarde acecha.

Y todavía en el mes de Abril
si es que el inmenso humo me ciega
y el asfalto enfría aún mis pies en primavera...

con todo esto que me traje de ayer
es con lo que vuelvo a mi pueblo serena
en el momento más propicio,
cuando ya no me parece tan soportable la ausencia.

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