jueves, 16 de abril de 2009

Insomnio

Cuando la tinta de un verso salpica
y se derrama,
el techo de mi habitación ya no es tan blanco.

De repente tienes forma octosílaba
y rimas con todas las cosas
y marcas el ritmo de un pálpito lento y gravísimo.

Tu eco se vuelve asonante en mi pecho:
la metáfora irreversible de un recuerdo
que se hace beso...

Tu métrica, tu ritmo, tu asonancia y tu silencio
bombardean el sueño que llega de puntillas,
(para no despertar el momento de inspiración que te debo).

Y después de todo, cuando no hay algo que hacer
por las mañanas, como prepararte el desayuno
o hacerte el nudo de las corbatas,
te doy las gracias por el insomnio que me regalas
y que yo empleo en escribir unos versos sobre el techo de mi cama.

Cada noche, cuando el sueño se va
y miro al techo de mi habitación angustiada,
te pareces demasiado a mis poemas.

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