Porque vuestras palabras en mi memoria
como las velas gastadas en los barcos
toman tantas direcciones
como se le antoja al viento
y si tengo que aprender a recordaros
en el escaparate clandestino de los sueños
sé desde este mismo instante
que os pertenecen tantos huecos en mi cama
como noches me queden por inspirarme.
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