jueves, 16 de abril de 2009

La poesía se esconde...

Dentro de los organismos diminutos
a doscientos metros desde la cabina de un biplano
por encima de los charcos después de semanas de lluvia
dentro de la mejor botella del supermercado
cerca de dos puerco espines
apareándose con sumo cuidado
en las páginas salvajes de Luis Alberto de Cuenca
en quien sofoca las llamas
activando los aspersores de su cuerpo
y en la adolescente atrincherada
en la primera fila del concierto
... lejos de los bombarderos norteamericanos
que en picado
herían de muerte aquella tarde.

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